Ramón Ojeda Mestre Inaceptable y grotesco Organización Editorial Mexicana 6 de diciembre de 2010 |
Hace poco comenté a viejos amigos (ya a esta edad no tiene uno de otros) la mala fortuna de constatar algo atrabiliario, ruin y delictuoso. No le entiendo, Maestro, me dijo un día un alumno mío en el Doctorado de la Universidad y cuyo nombre no cito por que hoy es secretario muy importante. Te felicito, le dije, lo mejor que uno puede hacer cuando no comprende algo, es decirlo, así puedes quedar como ignorante un día pero no te pasarás toda la vida desconociendo algo a tu alcance.
¿Qué es lo que no entiendes? Y respondió: "eso del filacterio". Hablábamos del Estado y de sus Poderes según Thomas Hobbes el gran teórico del Estado moderno en su obra "El Leviatán" en cuya portada venía un filacterio con la leyenda "Non est potestas super terram quae comparetur ei". "No hay poder sobre la tierra que se le compare". Se refería ese autor del famoso principio trece de la Conciliación, al aplastamiento del Poder Público sobre los ciudadanos, la burguesía, la Iglesia y las armas. Lo aprendí en la UNAM con el maestro Mario de la Cueva, pero nunca lo vi tan groseramente reflejado como en la acción fascista del Gobierno en Cuernavaca, Morelos.
Resulta que a un periódico local le dio por publicitar todos los desmanes que están ocurriendo en esa entidad entrañable, y para ello despliega los textos y las fotografías más expresivas o explícitas con toda su crudeza y francamente impactantes o aterradoras en ocasiones. No soy partidario de ese tipo de periodismo que existe en todas partes de la república y desde luego en Europa y particularmente en Inglaterra, donde tuve el privilegio de estudiar el posgrado, pero de que no me guste a mí o "no les cuadre" a otros, a llegar a coartar la libertad de prensa, la libertad de expresión, el derecho a la información de los morelenses y pasarse por... alto la Constitución el propio gobernante, eso es intolerablemente agraviante de los derechos humanos.
El viscoso y trastornado Gobierno colocó o mandó colocar unos letreros espectaculares, de esos gigantescos, en azoteas y pasos viales de alta concurrencia con la foto del joven director del periódico, quien por cierto estudió en Boston, unos insultos, ofensas y afrentas "ad hominen" que no repito para "no hacerle el caldo gordo" al delincuente gobernante que las financió.
No ha parado allí el maula Gobierno, o mejor dicho, el gobernante maula, sino que colocó frente a la escuela de las hijitas del empresario pancartas con leyendas en contra de dicho joven comunicador. La más enfermiza transgresión constitucional que haya visto en mi larga vida en contra de la libertad de expresión, la libertad de prensa, los derechos humanos y el derecho a la información que postula la Carta Magna. Ordenar que se avergüence a las niñitas en el colegio usando los dineros del pueblo es una vesania descomunal. Ignora al poeta Andrés Eloy Blanco en "Coloquio bajo el Olivo": "Por mí, ni un odio hijo mío, ni un solo rencor por mí; no derramar ni la sangre que cabe en un colibrí; ni andar cobrando en el hijo las cuentas del padre ruin y no olvidar que las hijas, del que me hiciera sufrir, para ti han de ser sagradas como las hijas del Cid".
Tenemos que denunciar penal y civilmente este patibulario y a sus cómplices. Ojo, Gobernación.
¿Qué es lo que no entiendes? Y respondió: "eso del filacterio". Hablábamos del Estado y de sus Poderes según Thomas Hobbes el gran teórico del Estado moderno en su obra "El Leviatán" en cuya portada venía un filacterio con la leyenda "Non est potestas super terram quae comparetur ei". "No hay poder sobre la tierra que se le compare". Se refería ese autor del famoso principio trece de la Conciliación, al aplastamiento del Poder Público sobre los ciudadanos, la burguesía, la Iglesia y las armas. Lo aprendí en la UNAM con el maestro Mario de la Cueva, pero nunca lo vi tan groseramente reflejado como en la acción fascista del Gobierno en Cuernavaca, Morelos.
Resulta que a un periódico local le dio por publicitar todos los desmanes que están ocurriendo en esa entidad entrañable, y para ello despliega los textos y las fotografías más expresivas o explícitas con toda su crudeza y francamente impactantes o aterradoras en ocasiones. No soy partidario de ese tipo de periodismo que existe en todas partes de la república y desde luego en Europa y particularmente en Inglaterra, donde tuve el privilegio de estudiar el posgrado, pero de que no me guste a mí o "no les cuadre" a otros, a llegar a coartar la libertad de prensa, la libertad de expresión, el derecho a la información de los morelenses y pasarse por... alto la Constitución el propio gobernante, eso es intolerablemente agraviante de los derechos humanos.
El viscoso y trastornado Gobierno colocó o mandó colocar unos letreros espectaculares, de esos gigantescos, en azoteas y pasos viales de alta concurrencia con la foto del joven director del periódico, quien por cierto estudió en Boston, unos insultos, ofensas y afrentas "ad hominen" que no repito para "no hacerle el caldo gordo" al delincuente gobernante que las financió.
No ha parado allí el maula Gobierno, o mejor dicho, el gobernante maula, sino que colocó frente a la escuela de las hijitas del empresario pancartas con leyendas en contra de dicho joven comunicador. La más enfermiza transgresión constitucional que haya visto en mi larga vida en contra de la libertad de expresión, la libertad de prensa, los derechos humanos y el derecho a la información que postula la Carta Magna. Ordenar que se avergüence a las niñitas en el colegio usando los dineros del pueblo es una vesania descomunal. Ignora al poeta Andrés Eloy Blanco en "Coloquio bajo el Olivo": "Por mí, ni un odio hijo mío, ni un solo rencor por mí; no derramar ni la sangre que cabe en un colibrí; ni andar cobrando en el hijo las cuentas del padre ruin y no olvidar que las hijas, del que me hiciera sufrir, para ti han de ser sagradas como las hijas del Cid".
Tenemos que denunciar penal y civilmente este patibulario y a sus cómplices. Ojo, Gobernación.
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