Nota del Editor: este artículo publicado originalmente a mediados del 2010 nos fue enviado por el lector Arturo Sandoval y es a sugerencia suya que lo reproducimos en esta antología.
Por Ramón Ojeda Mestre
Seguramente todas las lectoras y leyentes de estas fuentes impresas, saben que fue Cristóbal Colón quien llevó por primera vez la piña a Europa. Esto fue en 1493. Ahora sabemos también que es de la familia de las Bromeliáceas y que éstas se subdividen en Pitcairnioideae, Tillandsioideae y Bromelioideae. La Subfamilia Pitcairniodeae, fue bautizada así en honor al Dr. William Pitcairn, botánico y médico inglés, con una biografía impresionante.
Dentro de ésa, la subfamilia, no la biografía, se entiende, se encuentra la flor más rara del mundo, o una de las más raras y hermosas que es la Pitcairnia Densiflora. Desgraciadamente no le puedo decir el nombre común porque no lo conocemos. Ni siquiera los más prestigiados botánicos del mundo o mis paisanos, o el mismísimo C.A. Purpus del jardín botánico de Nueva York que la certificó a principios del siglo pasado aunque los europeos la tenían clasificada perfectamente desde mediados del antepasado.
Bueno, pues una foto de esta flor y de esta planta, así como su descripción, taxonomía, curiosidades, inflorescencia, fenología, ecología y, sobre todo, su localización en la maravillosa sierra de Zongolica hasta cerca de Xico, se pueden encontrar en lo que podríamos calificar el mejor libro del Bicentenario. Como sabemos, en todo el país se han hecho grandes esfuerzos en las áreas editoriales por publicar grandes y sensacionales obras de temas históricos, costumbristas, geográficos, literarios o de la más variada vena para rememorar la gesta de la revolución social mexicana o de la llamada independencia nacional. Sin embargo, ningún libro de temas científicos ha sido tan exitoso y deleitante como este "Atlas de la Flora de Veracruz, Un patrimonio natural en peligro", coordinado por los doctores Arturo Gómez Pompa, Thorsten Krömer y Roberto Castro Cortés y con la indudable ayuda del maestro Ernesto Rodríguez Luna, de Miguel Equihua y de muchos otros. Una obra tan hermosa, útil e interesante como ésta se hace entre muchos y corresponde el mérito a la Comisión que preside Enrique Florescano, su aparición editorial.
Este libro no sólo trae unos textos maravillosos escritos por un montón de científicos y descarados amantes de la naturaleza y del patrimonio cultural y ambiental de los mexicanos, sino unas extraordinarias fotos de colección aunque muchas veces no son de expertos fotógrafos profesionales sino de los propios botánicos, expedicionarios y científicos de las más disímbolas profesiones o forjas. Loor a ellos y ellas, que muchas mujeres militan en esas filas de la gran defensa natural. Tal vez por un cierto pudor no he dicho hasta aquí que esa flor y planta maravillosa es endémica de Veracruz, y por ello es más meritorio que se haga un libro de esa calidad internacional para hacer un llamado a la defensa de los bosques, selvas y montañas que se encuentran en riesgo junto con todo y su fauna, flora, paisaje y secretos. Bien por el Gobierno de Veracruz de apoyar esta obra científica y desafiante.
Para quienes tenemos un amor de nivel inconfesable por los libros, éste ha sido un logro formidable. Haga el lector el máximo esfuerzo por comprar un ejemplar, o por ir a estudiarlo en las bibliotecas de Orizaba, Xalapa o cualquiera otra de las grandes capitales culturales del mundo (perdone el lector el superfluo gracejo), yo cumplo con decirle que la obra existe, que sólo se hicieron 2 mil ejemplares y que el mío no lo presto ni de chiste. Perdón.
Una cosa sí le prometo: que al leerlo aprenderá cosas sorprendentes que le harán dichoso y tratará de compartirlo con quien más quiera, como lo hago con mis escasos lectores cuyo número no creo que rebase el tiraje del libro de marras y de este marro que atesora el "Atlas de la Flora de Veracruz, Un Patrimonio Natural en Peligro".
rojedamestre@yahoo.com
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