martes, 1 de marzo de 2011

Por qué ROM ganará la elección: III Reforma Política y Opinión Pública

Por Ramsés Ancira
Coordinador de Candidaturas Ciudadanas

Con las redes sociales la participación ciudadana está mas activa que nunca y  completamente fuera del control de los mecanismos que impusieron dictadores y partidos políticos en todas partes del mundo.

Mientras más arcaico sea un partido político, menos preparado está para enfrentar el cambio social. Bajo esta premisa el PRI, como institución sería el más indefenso ante la nueva realidad. Una rabieta de López Obrador que hace seis años hubiera hecho temblar al PRD y provocado unos cuantos sesudos análisis de especialistas, hoy se convierte en tema de haiku, en los ciento y pico de caractéres que caben en Twitter: Andrés se da de balazos en los pies.

En seis años la generación de adultos mayores que apoyaba sin ambages a López Obrador,  considerándolo la última esperanza de un cambio verdadero ha perdido terreno ante otra que ya no necesita de intermediarios para escribirle un twitter al presidente, cuestionarlo en facebook, o hacerle una demanda a través del sistema virtual de la presidencia de la República.

Mientras López Obrador habla de generalidades, el ciudadano demanda saber los costos del segundo piso en Periférico Norte; mientras AMLO chilla por los  altos salarios de los funcionarios, la viuda clama por el recibo de 20 mil pesos de la luz; mientras el PEJE habla sobre un utópico Movimiento de Renovación Nacional, una madre llora por la hija que le mataron en un autobús en Ecatepec; y otra por el cadáver del día, maniatado en una cuneta de Naucalpan.

Salvo honrosas excepciones individuales, sobre todo de legisladores priistas, los partidos no están preparados como instituciones para enfrentar la Política 2.0. No hay un solo pre candidato que pueda respaldar su discurso con cambios espectaculares,  desde las posiciones inmediatamente anteriores que ocuparon.

Ni Encinas, ni del Mazo Maza, ni Erubiel o Videgaray pueden presentar éxitos como diputados o funcionarios que demuestren que ellos sí están capacitados para hacer algo distinto al resto. Tampoco tienen ideólogos, a diferencia de Ojeda Mestre, que cuenta con decenas de miles de referencias sobre lo que se debe hacer para gobernar, tantas como integrantes de la Coordinadora de Organizaciones Sindicales, Izquierda Verde, el Movimiento entre Ciudadanos, Acción Ecológica y todos los que le apoyan.

Mientras Enrique Peña Nieto aseguró que la sociedad civil no está preparada para imponer agenda política o candidato, Ramón Ojeda empezaría su gobierno con una iniciativa de Ley que reglamente y de recursos a un Instituto de Opinión pública y a un Parlamento Ciudadano, donde el único requisito para competir será no haber militado los últimos seis años en algún partido político.

Sociólogos, comunicadores, académicos y periodistas, organizarán plebiscitos y referendums para decidir si se otorga o no el permiso para un fraccionamiento; a que empresa de responsabilidad social se le deducen impuestos por hacerse cargo del saneamiento de un bosque, de un parque o si, en caso de otorgar una concesión,  se privilegia un segundo piso a un aerobús, una macrovía a un teleférico o un fraccionamiento a un lago artificial para producir spirulina o crear truchas. 

Y si todos estos ejemplos se parecen es por la impostergable decisión de empezar el enfriamiento planetario, en lugar de seguir quejándonos con el diagnóstico del calentamiento global. Si Valle de Bravo o la Marquesa o el Nevado de Toluca son sitios emblemáticos de la geografía del Estado de México, hay que llevar esos ambientes a las apestosas a diesel vialidades de Tollocan.

El Instituto de Opinión pública jerarquizará las iniciativas que se presenten en el Congreso del Estado de México, trabajará en forma coordinada con los parlamentos ciudadanos, promoverá tantos referendums y plebiscitos como sean necesarios e informará que en el derecho ambiental no hay propiedad privada, nadie tiene derecho a derribar un árbol o verter desechos industriales al agua o a la atmósfera, si no prevé una compensación igual al ambiente.

Ningún pre candidato ofrece tanto. Por eso Ojeda Mestre será electo por partidos de izquierdas y derechas para abanderar a todos. De lo contrario enfrentarán sus prerrogativas económicas  a la voluntad de los votantes, y los resultados, sean cuales sean, acabarán fortaleciendo la participación ciudadana en los general, pero debilitando el sectarismo de todas y cada una de las siglas en lo particular. 

Por eso si ROM gana la interna de los partidos es un mero formulismo, con su postulación ciudadana  todos los electores del Estado de México, pero en particular los que no se identifican con ningún partido, ya empezaron a ganar. 

LA FELICIDAD UN DEBER SERÁ

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